"El arte
tiene de especial y de bueno que en él no se puede mentir… Se puede mentir en
el amor, en la política, en medicina, puede uno engañar a la gente y hasta al
mismo Dios, ha habido casos… Pero en el arte no se puede engañar… Ya ve, a
menudo me echan en cara, hasta Tolstói, me lo ha dicho, que escribo sobre
bobadas, que no tengo héroes positivos, revolucionarios, Alejandro de Macedonia
o siquiera, como en las obras de Leskov, un guardia honesto… ¿Pero dónde
encontrarlos? ¡Me encantaría! ¿Pero dónde están? Nuestra vida provinciana, las
ciudades sin pavimentar, los pueblos, sumidos en la pobreza, la gente hecha
trizas… Todos cuando somos jóvenes piamos felices como gorriones en el
estiércol, pero cuando tenemos cuarenta ya somos viejos y empezamos a pensar en
la muerte… ¿Nosotros, unos héroes?… Dice usted que ha llorado en mis obras… No
es para eso que las he escrito. Lo he hecho para decir a la gente sólo una
cosa: “Miraos bien y fijaos en la vida inútil y triste que lleváis”. Lo más
importante es que la gente se dé cuenta de esto. Y cuando lo entiendan seguro
que construirán otra vida, una vida mejor… Yo no lo veré, pero lo sé, será una
vida completamente nueva… ¿Y los que ya lo han entendido? Bien, éstos ya
encontrarán el camino sin mí… Bueno, vámonos a dormir, se acerca una tormenta
(…)".
Antón Chéjov
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