miércoles, 2 de enero de 2019

Ella

Cuando solo era un niño, siempre iba con su madre y su hermana a la playa para armar castillos en la arena, remontar algún barrilete o correr por la orilla con las olas persiguiéndolo. Ahora, ya todo un adulto, se encontraba en la misma playa, sobre la misma arena y con las mismas olas deseosas de alcanzar sus pies para empaparlos y llenarlos de sal. Los recuerdos llegaban uno tras otro a su mente, sin detenerse ni un minuto y embargando su corazón de pena. Súbitamente, comenzó a costarle respirar y la opresión en el pecho era tan pesada que pensó que podría ser aplastado por ella. ¿Y si caminaba mar adentro y se dejaba llevar? Definitivamente sería mucho más fácil que enfrentarse a lo que le sucedía… De pronto, la vio. Le pareció un ángel que deambulaba dentro de la brisa marina. Un ser etéreo que no pertenecía a este mundo. Caminaba despacio, descalza y con el pantalón remangado, mientras el mar hundía sus pies entre sus fauces…

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